MANIFIESTO ANTIBELICISTA

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MANIFIESTO ANTIBELICISTA

 

         Existen numerosos indicios que nos alertan sobre una confrontación bélica entre grandes potencias que se desarrollaría en suelo europeo y que podría  llegar a desembocar en un conflicto nuclear, catastrófico para la humanidad y que sin duda, arrasaría Europa y Rusia. Sin embargo, la mayor parte de la población occidental y la nuestra en particular, parece ignorar estas advertencias y no se para a pensar si esas alertas están justificadas, ni las consecuencias que tendría para nosotros un conflicto como al que nos dirigimos.

         En este momento existen 56 conflictos armados, 10 de ellos de alta intensidad; se estiman entre 85 y 100 Millones de personas las desplazadas por estas guerras y la media anual de sus víctimas mortales  supera las 250.000.

         Este es el resultado de la lógica belicista; la manera de enfrentar los conflictos por medio de la guerra, de cualquier tipo de guerra, la única manera para los más poderosos. Es la lógica que ha seguido el mundo en los últimos siglos.

         A partir de la conquista de los océanos, los europeos podían transportar ejércitos a cualquier lugar del mundo y conquistar y colonizar todo territorio que reportara riqueza. Esa lógica permitió una acumulación, que fue la base fundacional del capitalismo. Por eso se mantiene hoy día.

         Pudiera parecer que esta situación no es nueva, pero hay una diferencia sustancial. Las  guerras de conquista, de colonización, enfrentaban a las potencias más poderosas del mundo, “el centro”, con pueblos en una situación claramente inferior, “la periferia”, el “jardín y la selva” de Borrell. Hasta 1945 las guerras de saqueo se compartían con las que se daban entre las potencias centrales por la hegemonía. Dominar el centro era dominar el mundo. Españoles, portugueses, holandeses, franceses y británicos lucharon por ello; más tarde lo intentaría Alemania y finalmente el cetro se lo quedaría EE.UU. sin que nadie se lo disputara, hasta ahora.

         En las últimas décadas, esa hegemonía declina y países de la periferia superan en aspectos esenciales al centro; más aún, han comenzado a organizarse fuera de la tutela de occidente; los BRICS, las alianzas económicas y militares, y previsiblemente, en unos pocos años, la perdida de hegemonía de los EE.UU. y por tanto, de Occidente que no se podrá detener.

         Antes de que eso suceda, EE.UU. y el resto de Occidente intentan evitarlo por cualquier medio y de nuevo, se recurre a la guerra. Por eso están incendiando el mundo en nombre de la paz, por eso provocan la guerra en tantos frentes, por eso nos conminan a aceptarla y a participar en ella.

         Desde 1945 hasta hace poco tiempo, la mayoría de las guerras han sido lejanas y no hemos vivido directamente sus consecuencias y cuando las ha habido, los atentados de Atocha por ejemplo, se consideraron un hecho aislado y no un acto de guerra. Además, se ignora que una confrontación como la actual no tiene precedentes. Se trata de una guerra entre grandes bloques, el occidental, dirigido por EE.UU. y el oriental, en el que se alinean Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Bielorrusia y otros, considerados hasta hace poco como “periferia”, pero que hoy día, superan en muchos aspectos a las grandes potencias “desarrolladas”.

         La gran mayoría de los países europeos, sus dirigentes, sus gobiernos y sus instituciones, son belicistas, es decir, a pesar de su historia, consideran que la única manera de defender sus intereses es la guerra y por tanto, se preparan para ella priorizando y aumentando el gasto militar, sometiéndonos a una economía de guerra y desatando una formidable campaña belicista, que cala en una población desinformada y manipulada (si hay algo en lo que Occidente mantiene una hegemonía absoluta es en el dominio ideológico cultural).

         El declinar de la hegemonía de los Estados Unidos acelera e intensifica la lógica belicista en una estrategia clásica: criminalizar, aislar y destruir, y el objetivo final es China. Para llegar ahí necesita aislarla, es decir, eliminar a Rusia y a otros obstáculos.

         Destruir o debilitar profundamente a Rusia es imprescindible para enfrentarse a China. Rusia es un objetivo histórico de Europa por su riqueza y extensión; y una posible entente con Europa no puede aceptarla EE.UU. porque dañaría sus intereses y podría generar un bloque competidor.

         El belicismo no termina en la acción militar; alimenta el complejo militar industrial, del que depende la economía de los EE.UU. y que afecta a otros grandes países occidentales. Por otra parte facilita, mediante la economía de guerra, las contra tendencias para contrarrestar la crisis estructural del capitalismo existente.

         El belicismo se promueve desde las instituciones político administrativas, altos cargos reclaman insistentemente la necesidad de participar en guerras, que la población debe estar preparada para ello y en algunos países se plantea la incorporación obligatoria de civiles al ejército.

         Sin embargo nadie en Occidente plantea soluciones negociadas, actúan sobre la premisa de que solo la destrucción total de los declarados enemigos puede satisfacerles.

         Si se buscan evidencias de todo esto, solo hay que prestar atención al genocidio del pueblo palestino que durante más de 70 años lleva a cabo el ente sionista de Israel y la complicidad y el apoyo que recibe de occidente para llevarlo a cabo.

         El intento de exterminio de la población Palestina es el resultado de la expansión colonial sionista Israelí que defiende los intereses occidentales en Oriente Próximo. Del mismo modo que en Ucrania, Occidente suministra armas y tecnología, suministros de todo tipo y apoyo mediático, paralizando  las instituciones internacionales, a pesar de las evidencias de las matanzas indiscriminadas de personas indefensas, privándoles de los más elementales medios de subsistencia.

         La manera en que en estos momentos se desarrolla la recolonización de Palestina incrementa la tensión en la zona, implicando a Irán, Yemen, Siria, Líbano y otras fuerzas. La respuesta de Irán al ataque sionista, se dio por la vía diplomática en Naciones Unidas, y como es costumbre Occidente bloqueó una declaración de condena.        Es ante esa situación que Irán lanza un ataque de respuesta a instalaciones en territorio ocupado por los sionistas.

         Así mismo, existen otras regiones en el mundo con conflictos de baja intensidad o conflictos latentes en el Norte de África, en el Sahel, en Corea y Taiwán, alguno de ellos con episodios prebélicos cómo es el caso de Irán.

         En la lógica belicista, el Reino de España no es una pieza menor y cuenta con los elementos suficientes para ser un objetivo prioritario: las bases de Rota, Morón y Cartagena, a las que se ha sumado recientemente Mahón,  más otros objetivos como Bétera y el CAOC de Torrejón. Dadas sus funciones y su posición geoestratégica, son objetivos preferentes en caso de una escalada en la situación actual.

         La única arma de que disponemos para enfrentarnos a esta bárbara locura es aglutinar a todos aquellos que consideren que hay que detener la actual lógica de la guerra.

         Debemos mostrar por qué existe una amenaza real y qué riesgos estructurales y tácticos conllevan los intereses que promueven estas guerras, que existen otros caminos que no aceptan esta lógica, que estamos dispuestos a organizarnos y movilizarnos para impedir que vuelva a imponerse la barbarie.

 

Coordinación Estatal Contra la OTAN y las Bases

C.E.C.O.B.

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